¡El 6 de marzo todas a las calles contra el PIN parental! ¡Fuera las garras de la Iglesia Católica y las empresas privadas de nuestra educación! ¡Por una educación gratuita y universal bajo control de estudiantes y trabajadores y al servicio de la transformación social!

Desde Contracorriente y Pan y Rosas nos sumamos a la convocatoria de huelga lanzada por el Sindicato de Estudiantes contra el PIN parental, la nueva trinchera de VOX en su ofensiva reaccionaria.

En su cruzada contra los derechos y libertades de las mujeres y las personas LGTBI, la extrema derecha crea una fantasía en la cual los colegios han sido infiltrados por el “lobby LGTBI” y las feministas para sexualizar a los menores. ¿Pero cuál es la realidad?

¡No a la educación privada y concertada! ¡Separación de Iglesia y Estado!

La realidad es que en una sociedad machista y patriarcal donde las mujeres son asesinadas cada día, donde las agresiones sexuales, las relaciones tóxicas, la homofobia, la transfobia y el machismo son moneda común; el actual sistema educativo público, con cada vez menos recursos, donde la educación sexoafectiva no forma parte del programa educativo y su única presencia se limita a actividades complementarias que dependen del criterio de los profesores o autoridades escolares, está lejos de ser una contratendencia.

La situación es peor para el más de millón y medio de estudiantes de los cerca de 2.600 centros privados y concertados bajo el control de la Iglesia Católica a los que el PIN parental se les aplica día a día.

Estos centros reciben alrededor de 5.000 millones de euros de dinero público y su existencia está garantizada por todos los gobiernos, incluido el gobierno de coalición PSOE-UP. Recientemente Pedro Sánchez salió a defender la educación concertada bajo el principio de la “libertad de elección”.

Una “libertad de elección” en la que se apoyan los sectores más reaccionarios de la sociedad para imponer sus valores a las nuevas generaciones. Mientras una institución arcaica y patriarcal como la Iglesia Católica continúe siendo profundamente influyente en la educación, la igualdad y la liberación sexual son imposibles.

Por ello, para enfrentar la ofensiva derechista es imprescindible retomar la lucha por la separación efectiva de la Iglesia y Estado, empezando por expropiar los centros concertados y privados. Medidas que este gobierno que no cuestiona los privilegios de la Iglesia no está dispuesto a emprender.

¡No al modelo universidad-empresa y sus valores!

Enfrentar el enésimo ataque contra la educación pública que supone el PIN parental no debería tenernos solo a la defensiva protegiendo lo poco que tenemos, sino que debería servir para abrir la reflexión sobre el tipo de educación por la que merece la pena luchar. El actual sistema educativo, en todos sus niveles, está puesto al servicio de la reproducción del sistema capitalista, en el que conviven bien los valores reaccionarios con la ideología de mercado y la explotación.

Las universidades públicas, lejos de escapar a esta lógica, son su máximo exponente. Las reformas emprendidas por los gobiernos del PPSOE como el Plan Bolonia o el 3+2, han puesto la universidad bajo el control de los directivos de grandes empresas que, junto a la casta universitaria de rectores y decanos deciden qué estudiamos y cuánto nos cuesta.

Tal y como refleja, la investigación realizada ULE 2012-2013 sobre los valores de la formación inicial del profesorado, “los docentes universitarios tienden a reproducir, especialmente de forma implícita, los valores y actitudes vinculados al discurso social dominante”, es decir, ligados al pensamiento económico, social y mental neoliberal. Así pues, el actual modelo de universidad-empresa reproduce el marco ideológico al servicio de los capitalistas.

Y lo hará de la mano del ministro Castells, un firme defensor del Plan Bolonia que apostaba por la gestión privada de las universidades y el aumento de las tasas de las matrículas. Políticas que han supuesto la privatización de los servicios públicos de las universidades, la precarización de los trabajadores y trabajadoras de la universidad y la de más de cien mil estudiantes que no podían pagar el precio de las matrículas.

De esta manera, el actual modelo universitario no solo reproduce la ideología dominante, sino también las condiciones de precariedad que nos afectan especialmente a las mujeres y a la juventud, hijos e hijas de la clase trabajadora.

Por todo ello es importante que los y las estudiantes universitarias nos sumemos a la huelga del 6 de marzo y luchemos junto a nuestras compañeras de educación secundaria contra el PIN parental, pero también contra las contrarreformas educativas y por una universidad totalmente gratuita y universal, bajo control de estudiantes, docentes, trabajadores y trabajadoras.

Esta huelga tiene que ser el punto de partida para el surgimiento de un gran movimiento estudiantil que se enfrente a las consecuencias de este sistema patriarcal y capitalista y se proponga superarlo. No basta con convocar huelga y reunirse con el gobierno al día siguiente como acostumbra a hacer el Sindicato de Estudiantes. Hacemos un llamamiento a todas las asociaciones y sindicatos estudiantiles para organizar asambleas democráticas en cada centro de estudio que hagan efectiva la huelga y avanzar hacia una coordinación que prepare un plan de lucha sostenido contra la ofensiva de la derecha.

¡Por una huelga estudiantil que inicie la movilización para el 8M!

Desde Contracorriente y Pan y Rosas no nos callamos. Nos sumamos a la huelga del día 6 y a las movilizaciones del 8M contra el PIN parental y contra modelo educativo neoliberal que el gobierno del PSOE y Unidas Podemos pretende perpetuar.

Saldremos a luchar por una educación pública, gratuita y de calidad financiada mediante fuertes impuestos a las grandes fortunas. Que cuente con una educación sexual inclusiva en todos los niveles de enseñanza, contra la violencia machista y la LGTBIfobia.

Vaciaremos las aulas exigiendo la separación efectiva de la Iglesia y Estado, expropiando los centros privados y concertados para que pasen formar parte de la red pública de centros de enseñanza.

Queremos comisiones de mujeres formadas por trabajadoras, estudiantes y profesoras que dirijan la lucha contra el patriarcado en los centros de estudio.

Ocuparemos las calles en defensa de una universidad y una enseñanza al servicio de la transformación social, que responda a las necesidades de la clase trabajadora y el pueblo y no de los capitalistas.

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