DECLARACIÓN CONTRACORRIENTE Y PAN Y ROSAS. A 50 años de Stonewall, nuestro Orgullo es anticapitalista
Empresas, gobiernos y policías no pueden maquillarlo: el Orgullo conmemora la Revuelta de Stonewall, un levantamiento contra estos mismos sectores, la chispa de la liberación sexual. 50 años después la chispa debe encender la calle.
Este 28 de junio, entre otras fechas, volveremos a participar en las movilizaciones del Orgullo en ciudades como Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valencia, Vigo o Burgos, junto a la disidencia sexual medio siglo después del estallido de la Revuelta de Stonewall. Hoy las reivindicaciones que inspiraron aquellas jornadas de protestas siguen manteniendo su rabiosa actualidad.
Salimos a luchar porque vemos como la extrema derecha y los políticos conservadores avanzan en todo el mundo, desde Bolsonaro en Brasil, Trump en EE.UU., o en países de toda Europa con el fortalecimiento de los Orban, Salvini, Abascal o Le Pen. Todos proponen la liquidación de los derechos de la diversidad sexual, las mujeres y la clase trabajadora como bandera, junto con la xenofobia y el racismo.
Además, salimos a denunciar que las personas trans tienen a nivel mundial 35 años de esperanza de vida media y tasas de desempleo del 80%, empujando a la pobreza y la prostitución a gran parte de las mismas. Las tasas de suicidio de la juventud LGBTI son cuatro veces mayores que la media. La diversidad sexual sigue siendo ilegal en 72 países, el matrimonio igualitario está disponible solo para el 15% de la humanidad y miles siguen sufriendo muerte, persecución, precariedad y violencia por dentro y fuera de la ley.
Pero nuestra pelea también es internacional. Este año el movimiento feminista y de mujeres en todo el mundo ha dado grandes luchas contra las distintas formas de violencia machista y patriarcal, encabezadas la huelga internacional de mujeres del 8 de marzo.
En todo el mundo peleamos por demandas como la formación de comisiones independientes de mujeres y LGTBI en los centros de estudio y trabajo para enfrentar las agresiones, la precariedad y la exclusión; exigimos un cupo laboral para personas trans, la separación efectiva de la Iglesia y el Estado, el derecho a una verdadera educación sexo-afectiva laica y no heteronormativa en todos los centros educativos y la despatologización de nuestras identidades con una salud gratuita garantizada por el Estado, incluyendo el acceso a la transición de género sin barreras estigmatizantes.
No creemos que sea el sistema capitalista quien nos conceda derechos sin dar pelea. Nuestro orgullo no está con el Estado, ni con sus instituciones represivas. No creemos en su justicia heteropatriarcal y liberticida, ni creemos que la policía esté para protegernos. La policía que golpeaba en Stonewall a la diversidad sexual ataca a las personas inmigrantes, a la juventud luchadora o a la clase trabajadora cuando sale a pelear. Los partidos capitalistas han jugado con los derechos LGBTI como un peón sacrificable para tratar de cooptar y dirigir las luchas, cuando no las han condenado directamente.
Sin embargo, el aniversario de una revuelta callejera de tres días contra la policía y sus abusos será celebrado en manifestaciones, pero también en “desfiles” con presencia policial, carrozas de empresas que despiden y precarizan y actos de políticos de partidos capitalistas.
Nuestro orgullo no es un negocio, es un grito de rabia ante un sistema capitalista que al mismo tiempo que nos explota, nos oprime, nos persigue y nos divide, trata de presentarse como el garante de los derechos de la diversidad sexual. Nuestro orgullo no blanquea al estado genocida de Israel o al Estado Español que mata en las fronteras y en los CIEs, ni es un desfile de empresas y gobiernos que nos precarizan y nos discriminan, sino que es internacionalista contra el imperialismo de nuestros Estados y la opresión racista.
El capitalismo combina represión y cooptación para neutralizar cualquier lucha que pueda hacerle frente, tratando de dividir a los sectores explotados y oprimidos y de utilizarlos para su propio beneficio. Esa es su “integración”, la domesticación de los movimientos detrás de un discurso liberal en el que no hay ninguna diferenciación de clase. Pero ese no es nuestro orgullo, porque nuestro orgullo es anticapitalista.
La necesidad de forjar alianzas con el resto de la clase trabajadora y los sectores oprimidos hoy es más urgente que nunca . A 50 años de la gesta de Stonewall, tenemos que recuperar la combatividad y el ímpetu revolucionario de aquellas generaciones de luchadores y luchadoras.
Porque una de nuestras mayores armas es justamente buscar unir lo que los capitalistas tratan de separar a toda costa. No queremos guetos ni gaycapitalismo.
No nos basta con su tolerancia. No aceptamos tener derechos en el papel que no aparecen en la vida real. No aceptamos que estos derechos sean solo para una pequeña parte de la población mundial, o que sean un producto de consumo para quien se lo pueda permitir. No aceptamos ser víctimas en silencio, esperando a ser integradas en la maquinaria capitalista o arrolladas por la misma. Nos mueve la energía transformadora que, como una chispa, siempre encendió la insurrección de las oprimidas y oprimidos, a lo largo de la historia.
Por todo esto queremos que te sumes con nosotras en este orgullo anticapitalista.
Te invitamos a las charlas-debate que venimos impulsando en Madrid, Zaragoza y Barcelona y a marchar con nosotr@s en las manifestaciones del Orgullo. Súmate a construir una organización anticapitalista que retome y multiplique el legado que nos dejó el movimiento LGTBI más combativo, rebelde, furiosamente anticapitalista y antipatriarcal por la total liberación sexual y el fin de toda opresión y explotación.