En la mañana de este pasado jueves, una delegación del Sindicato de Estudiantes (SE) acudía al Ministerio de Educación para entregarle una carta a la nueva ministra de educación, Isabel Celáa. En ella se incluye, además de un pliego de reivindicaciones, un llamado a una reunión con la ministra del PSOE. ¿Podremos conquistar nuestras reivindicaciones en un “tête à tête” con los ministros de la burguesía? Un debate necesario.

Una vez más, ¿la “movilización social” ha tumbado el gobierno del PP?

Las masas han logrado derrumbar gobiernos en numerosos momentos de la historia. Y esas estampas no son sólo recuerdos del pasado. Imágenes como Argentina en 2001, con el presidente De la Rúa abandonando en helicóptero la Casa Rosada o la caída de Mubarak en Egipto durante el ciclo de movilizaciones de la llamada “Primavera Árabe”, a comienzos de la década, son ejemplos elocuentes de que cuando las masas se ponen en movimiento son capaces de barrer todos los obstáculos que salgan a su paso. Sin embargo, y en contra de lo que han sostenido Pablo Iglesias y algunas corrientes de la izquierda, para nosotros resulta obvio que esta no es la situación que se ha dado en el Estado español.

El odiado gobierno de Mariano Rajoy, asediado por una ofensiva judicial y carcomido de corruptelas internas, fue abandonado por su principal apoyo. Esa misma oposición cómplice que lo sostenía indirectamente, lo dejó caer como una manzana podrida. Un gobierno del PP odiado por las masas y plenamente amortizado para el proyecto de las propias clases dominantes ya no era una apuesta fiable. La Gürtel fue la gota que colmó el vaso. Antes de verse arrastrados al fango con él, sus aliados decidieron desprenderse de ese lastre.

En un audaz movimiento, el PSOE de Pedro Sánchez, mediante una maniobra parlamentaria apoyada por los partidos nacionalistas burgueses y pequeño-burgueses, y también por Unidos Podemos, desalojó a Rajoy de la Moncloa. Así nació el nuevo ejecutivo comandado por Sánchez.

Ante el descrédito generalizado del gobierno del PP, antes que apostar al desarrollo de un nuevo ciclo de luchas, apoyándose en las que han emergido durante el último período (movimiento de mujeres, pensionistas, soterramiento del AVE en Murcia, luchas obreras como la de Amazon y el propio movimiento democrático catalán) para abrir un escenario de cuestionamiento generalizado del Régimen del 78 por parte del propio movimiento de masas, los dirigentes de Unidos Podemos se han empeñado con todas sus fuerzas de apuntalar su recambio “de izquierdas” al grito de “sí se puede”, dando apoyo a la moción de censura y plegándose a la estrategia del proyecto burgués “progresista”.

Es cierto que el mismo emerge con ciertas expectativas por parte de importantes sectores de la población, que han visto caer al odiado Rajoy y esperan que un gobierno del PSOE suponga un cambio en la política de recortes y ataques a los derechos democráticos. Sin embargo, ¿Qué puede esperarse, en base a la experiencia pasada, del PSOE en el poder?

El PSOE, aliado del IBEX35 y enemigo de la juventud y los trabajadores

Desde la transición, a pesar de las enormes expectativas con que Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero llegaron al poder, y más allá de ciertas ampliaciones formales de derechos democráticos (particularmente en la primerísima etapa del gobierno Zapatero), los sucesivos gobiernos del PSOE se han caracterizado por ser agentes fiables del IBEX35 y el Régimen del 78, contribuyendo al apuntalamiento de la ofensiva neoliberal en el Estado español.

Un rápido balance arroja un saldo demoledor. Privatizaciones, reformas laborales y de pensiones, “OTAN, de entrada no”, la “incógnita” del señor X de los GAL, precariedad laboral, ley de desahucios express, desempleo de masas, corrupción, etc. Amén de darse la mano en la oposición con el otro principal partido del Régimen, el Partido Popular, para cerrar filas en todas y cada una de las cuestiones fundamentales para las clases dominantes, como la reforma del artículo 135 o en el último período, en la “oposición” comandado por Pedro Sánchez, la aplicación del 155 en Catalunya, entre otros.

Para la juventud obrera y los estudiantes, los diferentes gobiernos del PSOE tampoco han supuesto ningún avance. Desde las sucesivas reformas educativas “socialistas”, que abrieron la puerta al proceso de mercantilización, conciertos y privatización de la enseñanza, hasta los ataques a los derechos democráticos contra la izquierda abertzale y el resto de la juventud del Estado español.

En definitiva, una sucesión de legislaturas, cuyos gabinetes bien pueden encajar en la clarividente definición de Marx, a saber: auténticas “juntas que administran los negocios comunes de toda la clase burguesa”.

Aunque hoy todo un sector pueda temporalmente depositar ilusiones en Sánchez, en el marco de un escenario de crecimiento económico precario y contradicciones profundas para el capitalismo europeo, el margen de maniobra para ofrecer cualquier concesión a las masas es tremendamente limitado. Al mismo tiempo que no se propone dar marcha atrás en ninguna de las contrarreformas antiobreras y ataques a las libertades democráticas de los gobiernos anteriores, más pronto que tarde, el nuevo gobierno del PSOE pasará a la ofensiva contra la clase trabajadora y la juventud, disipando cualquier esperanza y encontrándose frontalmente contra el movimiento de masas.

Una carta cordial al PSOE

Precisamente, y con todo lo apuntado más arriba, quienes luchamos por poner en pie un proyecto político que sirva de herramienta para la transformación social, tenemos la obligación de señalar a los autores de los proyectos reaccionarios por sus nombres y apellidos, independientemente del ropaje del que se vistan, de decirle la verdad a las masas y desenmascararlos a los ojos de estas.

Cuando el nuevo gobierno del PSOE, y en gran parte gracias a la claudicación y al oportunismo político de Unidos Podemos, emerge con ciertas simpatías por parte de un amplio sector de la clase trabajadora, la tarea política de las y los revolucionarios consiste en “explicar pacientemente”, y al tiempo que mantenemos una actitud intransigente de independencia de clase, utilizar criterios, exigencias y reivindicaciones para desenmascarar a los agentes de la burguesía que se esconden detrás de la careta del “progresismo”.

Esta actitud contrasta con la que demuestra el Sindicato de Estudiantes (SE) cuando acude “al Ministerio de Educación para entregar una carta a la nueva ministra Isabel Celáa en la que le solicitamos una reunión con ella.” En esa carta, que aseguran, “le hemos hecho llegar a la ministra en la que explicamos todas las reivindicaciones innegociables de la marea verde y de los millones de estudiantes que en los últimos años hemos llenado las calles contra el Partido Popular.”, dicen textualmente, ya en su contenido, “Nos dirigimos al nuevo gobierno y a usted como Ministra de Educación para recordarle las demandas de la Marea Verde y de los estudiantes por las que hemos luchado estos años, y que consideramos su gobierno debe concretar sin dilación (…)”

Después de enumerar toda una serie de reivindicaciones, cierran la misiva emplazando a la ministra del PSOE, “para poder trasladarle estas demandas personalmente, le solicitamos una reunión a la mayor brevedad posible.”

La carta tiene la firma de Ana García, la Secretaria General del Sindicato de Estudiantes (SE), no sin antes despedirse con un “Esperando sus noticias, reciba un cordial saludo.” [Las negritas son nuestras].

Sin diluir nuestra propia personalidad política ni las diferencias capitales que nos separan, nos hemos ubicado críticamente al lado del Sindicato de Estudiantes cuando éste se decide a utilizar las herramientas de la movilización, rechazando ataques sectarios hacia el mismo, o cuando son atacados por el Estado burgués por luchar. Pero honestamente, en este caso, tanto por el tono y las formas, de particular refinamiento y elegancia para con los políticos de la burguesía, tanto como por el fondo, de subordinación en líneas oportunistas hacia el PSOE, cuesta terminar de leer la carta sin sentir desconcierto e indignación.

Sería provechoso saber qué opina el resto del movimiento estudiantil de tal comportamiento. Por lo que sabemos, el SE no ha discutido en el movimiento de base el envío de tal delegación a los Ministerios de la burguesía, ni tampoco acordado con nadie el contenido de la carta a la ministra. O sea, es, de nuevo, una maniobra decidida unilateralmente por los organismos de dirección del SE, que con su habitual tendencia hacia el sectarismo autoproclamatorio consideran la carta como las genuinas “demandas de La Marea Verde” (sic), la cual, por supuesto, no es más que ellos mismos.

¿Serán nuestras reivindicaciones conquistadas en reuniones con ministros burgueses?

¿Qué sentido tiene una reunión a puerta cerrada con la señora ministra? Los compañeros y compañeras del SE hablan de “trasladarle personalmente” sus “demandas innegociables”. ¿Pero es que acaso no gritábamos en las movilizaciones estudiantiles “la lucha es el único camino”? ¿Es que el movimiento estudiantil no ha “trasladado” ya suficientemente su voluntad de defender una educación digna para la juventud obrera? Y esa es la única manera, porque el único lenguaje que entiende la burguesía es el de la organización y la movilización social.

¿Os imagináis que, inteligentemente, la ministra acepta la reunión?, ¿Qué “foto de la vergüenza” podría salir de ahí? La prensa burguesa “progresista” utilizaría tal evento para “demostrar” la voluntad y el compromiso con la escuela pública del PSOE, que acoge al Sindicato de Estudiantes y escucha las reivindicaciones de los estudiantes.

Los compañeros del SE podrían responder, “es que, en realidad, se trata en todo momento de una argucia táctica”. Planteamos esa carta para “demostrar” que el PSOE jamás va a recibirnos ni atender a ninguno de nuestros reclamos. De esta forma, los “desenmascararemos a ojos del movimiento estudiantil”.

Pero lejos de desnudar el carácter reaccionario del gobierno del PSOE, esta clase de acciones contribuyen a fortalecer las ilusiones en las maniobras “por arriba” y a generar expectativas en el talante de diálogo de un gobierno “de izquierdas”. En última instancia, llevan al SE a jugar el rol de bastón “rojo” del gobierno del PSOE. Y esto no es ninguna exageración.

Llamar a reuniones privadas y cordiales con los ministros capitalistas nunca fue el método de Lenin, ni tiene nada que ver con el método marxista que los compañeros del SE dicen reivindicar. Las masas sólo aprenden por su propia experiencia. Jamás por la actividad propagandística abstracta o por gestos y maniobras “por arriba”. Es a través de la movilización social y la lucha, donde puede florecer la agitación revolucionaria, que el movimiento estudiantil verificará los límites del PSOE y de las burocracias sindicales del profesorado, que le sirven de sostén y juegan un rol pasivizador. Frente a ellas, como ya hemos debatido en otros artículos, la unidad en la lucha y la política del Frente Unico, sin distorsiones, tal y como fue planteada por la Tercera Internacional, mantiene su plena vigencia.

Por un otoño caliente, ¡construyamos desde la base una huelga general estudiantil!

Si el objetivo es desenmascarar al gobierno de Sánchez e imponer nuestras reivindicaciones, como primera tarea a la vuelta de vacaciones, hay que impulsar y reactivar asambleas de estudiantes en cada centro de estudio y facultad. Estos organismos de auto-organización del movimiento actuarán como centro de debate y decisión; como pivotes en torno a los cuales se agrupen cientos y miles de estudiantes para el combate. Hay que dar fin a la política de decidir “por arriba”, en pequeñas reuniones o entre pocos dirigentes, los calendarios de lucha para el movimiento estudiantil.

En ese proceso, discutiremos la necesidad de enfrentar con los métodos de la huelga general al gobierno de Pedro Sánchez, para exigirle la reversión de todos los ataques del período anterior y abrir así una perspectiva de lucha generalizada, no sólo en el terreno estudiantil “sindical” sino por todas las cuestiones clave que afectan a la vida de la juventud, a saber: derechos democráticos, acceso a la vivienda, terminar con la precariedad laboral, etc.

Al mismo tiempo, buscaremos permanentemente aliarnos con el resto de sectores sociales oprimidos que vienen librando importantes luchas, como el propio movimiento de mujeres, del cual recogemos plenamente sus demandas y las hacemos nuestras. Porque la mitad (y aún más) de las estudiantes, somos mujeres. Y en esa perspectiva, ligarnos indisolublemente a la clase trabajadora, al conjunto de los explotados, porque sabemos que nuestros padres y amigos enfrentan a nuestros mismos enemigos; porque los estudiantes de hoy, seremos asalariados mañana (cuando no tenemos que estudiar y trabajar al mismo tiempo).

Frente a la variante política “progresista” puesta en marcha para salvar al reaccionario Régimen del 78, es necesario impulsar una lucha que tenga en perspectiva su quiebra. Para terminar con el mismo e imponer sobre sus ruinas verdaderos procesos constituyentes abiertos desde la lucha de clases y la movilización social, donde poder decidir todas las cuestiones fundamentales que afectan a nuestras vidas, rompamos con la subordinación política al PSOE y confiemos tan sólo en nuestras propias fuerzas y en la lucha.

Si en verdad está dispuesto a desarrollar esta perspectiva, en oposición a la política de componendas y reuniones ministeriales, el Sindicato de Estudiantes debería convocar e impulsar desde la base de una gran Huelga General estudiantil para otoño, enmarcada en un plan de lucha sostenido en el tiempo. Los compañeros y compañeras del SE nos encontrarán entonces a su lado para luchar.

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