El jueves se realizó una asamblea de estudiantes en la UAM “contra la universidad neoliberal, el confinamiento de clase y la militarización de los barrios obreros”. Desde la agrupación Contracorriente queremos plantear nuestro balance.

Este jueves 1 de octubre se realizó una asamblea con todas las medidas sanitarias de alrededor de cincuenta estudiantes en el campus de la Universidad Autónoma de Madrid “contra la universidad neoliberal, el confinamiento de clase y la militarización de los barrios obreros”.

Esta fue convocada por las agrupaciones juveniles Contracorriente-CRT, FEL y el sindicato CGT UAM. Participaron también las Juventudes del Partido Comunista y otras asociaciones del campus como Cultura Crítica, la Noam Chomsky, Habeas Corpus o Malasaña, entre otras.

El propio acto de celebrar una asamblea en medio del campus, en las zonas vetadas por la universidad que pretende prohibir la actividad política estudiantil, con la mitad de estudiantes sin asistir a clase y en medio de mayores restricciones y militarización de las calles, es todo un éxito en si mismo. El hecho es que se logró imponer la asamblea al rectorado que, la semana anterior, había enviado a la policía a desalojar el “Toma el césped” que organizó la FEL.

La UAM -en realidad el conjunto de las universidades- aprovecha la excusa de las medidas sanitarias contra la COVID para ponernos todavía más límites a las organizaciones políticas estudiantiles. Todo ello en un contexto de creciente crisis social y económica en la que se están preparando grandes ataques a los y las trabajadoras y las clases populares, entre ellos una reforma de la universidad que pretende ser una vuelta de tuerca neoliberal más de la mano del ministro “progresista” Castells.

Este análisis es generalmente compartido por el conjunto de las organizaciones y corrientes que conformamos la asamblea el jueves. Es sobre cómo organizar la respuesta y reconstruir el movimiento estudiantil donde aparecen las diferencias. Grosso modo, y con todos los matices que hagan falta, estas se pueden dividir en una visión que opina que hay que centrarse en los problemas específicos de las clases y facultades y dejar para otro momento las discusiones sobre los grandes problemas que afectan al conjunto de la clase trabajadora y el pueblo, como es la situación sanitaria o la precariedad laboral, por ejemplo. Otra que plantea partir de esos problemas para apuntar a un modelo determinado de universidad (neoliberal) que responde a un también determinado tipo de sociedad. Esta última es la visión que compartimos las personas que formamos parte de Contracorriente y que trataremos de explicar más adelante.

Un ejemplo de la primera postura la expresó la juventud del PCE que planteaba que el escrito saliente de la asamblea se limitara a plantear nuestras demandas dentro de la universidad, sin entrar en cuestiones como la represión de la semana pasada en Vallecas o la crítica al gobierno central. Una postura que, bajo nuestro punto de vista, responde a su relación orgánica con el gobierno social-liberal de PSOE-UP cuya policía es la que garantiza las restricciones y dio palizas a la juventud vallecana. Una relación que es objetiva y que señalarla no puede ser tomado en ningún momento por una falta de respeto -como nos quisieron cuestionar- sino como parte del debate político que debería ser habitual en asambleas como esta.

En Contracorriente, obviamente, no estamos en contra de luchar por cuestiones concretas que afectan a la universidad. De hecho tenemos una buena experiencia en ello a pesar de nuestra corta existencia. Como cuando llamamos al voto nulo en las elecciones a rector, o las veces que nos hemos presentado y ganado en las elecciones a representantes estudiantiles exponiendo el timo antidemocrático que es la universidad, algo que también le hemos dicho al rector y a toda la casta universitaria en la cara en intervenciones en el Claustro. Hemos apoyado las diferentes luchas de los y las trabajadoras del campus. Durante el confinamiento denunciamos la falta de transparencia y gestión antidemocrática de la crisis por parte de la universidad y en las semanas siguientes impulsamos la campaña por el Apto General en la UAM. En este mismo diario hemos dado voz a los y las estudiantes y escrito de todo tipo de problemas de la universidad, por ejemplo sobre el caso de greenwashing y privatización que es el bus eléctrico de la UAM.

Y al mismo tiempo hemos impulsado todo tipo de iniciativas que trascendían el espacio acotado de los problemas cotidianos del campus. Como las únicas concentraciones convocadas en la universidad en solidaridad con Catalunya y contra la represión, organizado la huelga climática en el campus junto a FFF y XR, las diferentes huelgas estudiantiles convocadas por el Sindicato de Estudiantes desde una profunda crítica a sus métodos, las huelgas del 8M junto a nuestras compañeras de Pan y rosas y otras asociaciones feministas como La Diana. El Referéndum sobre la Monarquía en la UAM que generó un movimiento que se extendió a más de veinte universidades en todo el Estado. Introducido el pensamiento anticapitalista crítico en la universidad a través de la Cátedra Libre Karl Marx. Y, por supuesto, estamos participando en las movilizaciones en Vallecas contra el confinamiento de clase a las que volvemos a plantear que se sumen todas las agrupaciones e individualidades que participaron en la asamblea el jueves. Iniciativas que pueden ser obviamente objeto de crítica y cuestionamiento, pero son un aporte al activismo estudiantil de los últimos años.

Es decir, se trata de partir de las cuestiones concretas no para detenernos en ellas, sino para cuestionar al régimen universitario y el sistema de conjunto desarrollando un discurso integral. Una visión que sintetizó magistralmente el estudiantado francés de mayo del 68 en la máxima “de la crítica de la universidad de clases al cuestionamiento de la sociedad de clases”.

El sindicato CGT acaba de anunciar una huelga general en Madrid para finales de Octubre contra el colapso de la sanidad pública, la situación en los centros educativos, el hacinamiento en los transportes, los confinamientos de clase y ha hecho un llamamiento a “a los sindicatos alternativos y a los colectivos u organizaciones sociales a unirse y a participar en esta convocatoria de Huelga General”.

En este marco, ¿deberíamos abstenernos de responder a ese llamamiento para limitarnos a los problemas del campus o tenemos que unir nuestras reivindicaciones a esta huelga general en Madrid garantizando un éxito abrumador en la UAM? Una segunda opción en la que seguro que muchas estamos de acuerdo.

El hecho de que varias agrupaciones nos uniéramos para empezar a desafiar la ofensiva del rectorado contra nosotras es todo un éxito al que hay que sumar a todas aquellas asociaciones que todavía no estén. Sin embargo, la debilidad es que la asamblea del jueves no dejó de ser una reunión de personas organizadas con todavía poca participación de estudiantes independientes.

En Contracorriente pensamos que hay que romper definitivamente con el modelo de coordinadora de asociaciones -que es obvio que no ha servido para construir un movimiento estudiantil fuerte- y apostar por asambleas masivas de estudiantes, docentes y no docentes donde se puedan debatir abiertamente las diferencias de estrategia y programa y aprobar un calendario de movilización hacia la huelga general en Madrid. Para nosotras estas asambleas no son únicamente instrumentos para votar acciones, sino un espacio para debatir qué tipo de universidad queremos y cómo arrancarla de las garras de la casta universitaria de rectores y decanos y de los directivos del IBEX35.

En ese sentido, esta semana deberíamos hacer un esfuerzo y encaminar las acciones coordinadas de nuestras distintas agrupaciones para que en la asamblea del próximo jueves seamos al menos el doble que en la anterior y empezar a discutir un plan hacia la huelga general convocada por CGT.

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