DECLARACIÓN CONTRACORRIENTE. ¡Basta de golpismo en Venezuela! Luchemos contra la injerencia imperialista y la ofensiva de la derecha
El pasado 23 de enero Juan Guaidó se autoproclamaba “presidente interino” de Venezuela, como parte de una ofensiva conjunta de la derecha y del imperialismo contra el gobierno de Maduro.
Desde Contracorriente mostramos nuestro más enérgico rechazo a la derecha golpista y a la injerencia imperialista norteamericana en Venezuela y el resto del continente, secundada al unísono por la UE con el gobierno de Pedro Sánchez a la cabeza. EEUU no quieren otra cosa que “reordenar” su “patio trasero” con gobiernos que garanticen mejores ganancias para sus multinacionales.
Nuestro rechazo al golpe no significa, apoyo político alguno a Maduro, todo lo contrario, su curso autoritario y su política de ajuste sobre las condiciones de vida del pueblo venezolano le ha abierto las puertas a esta avanzada de la derecha y el imperialismo.
El primero en reconocer como presidente a Juan Guaidó, casi de forma automática, fue Donald Trump; al que le siguieron Canadá y varios presidentes latinoamericanos, con el paladín de la extrema derecha continental a la cabeza, Bolsonaro.
Finalizado el ultimátum de ocho días que desde la de la UE se había dado a Maduro para la convocatoria de elecciones presidenciales, la mayoría de países europeos se han sumado a la ofensiva golpista. Países como Reino Unido, Alemania, Francia, Portugal, Suecia, Austria, Dinamarca, Holanda y el Estado español, que ha jugado un rol director de esta política, ya han reconocido a Guaidó.
Es indignante la hipocresía imperialistas del conjunto de la UE hablando de “dictadura” o “derechos humanos” para Venezuela (o más bien para todo aquel país contra el que quieren intervenir). Ninguno de estos “preocupados demócratas” ha utilizado las mismas palabras para calificar a Arabia Saudí o Israel, a pesar de sus masacres al pueblo yemení y palestino respectivamente. Es más, gobiernos como el de Pedro Sánchez venden muchas de las armas con las que son posibles esos crímenes.
Las intervenciones “democratizadoras” son y han sido las principales pantallas con las que se han justificado intervenciones militares como las de Siria, Libia, Irak o Afganistán, en ningún caso motivado por la defensa de los derechos humanos sino por el control de recursos y áreas claves en el terreno geoestratégico.
El “tripartito” de la derecha, Pablo Casado del PP, Albert Rivera de Ciudadanos y Santiago Abascal de la ultraderecha de Vox, fueron los primeros en exigir al gobierno del PSOE que siguiera el camino de Trump.
Pedro Sánchez reconoció el lunes oficialmente a Juan Guaidó como presidente de Venezuela y previamente se sumó a la exigencia de convocatoria de elecciones. El gobierno del PSOE –sustentado parlamentariamente por Unidos Podemos-, una vez más, hace su labor de garante de los intereses imperialistas en la región.
El mismo que exige “la convocatoria de elecciones presidenciales libres, democráticas, con garantías y sin exclusiones” en Venezuela, es quien niega el derecho a la autodeterminación al pueblo catalán, justifica la brutal represión ejercida durante el referéndum del 1 de octubre y mantiene encarcelados como presos políticos a sus principales líderes.
Esta posición a favor del golpe no es más que la síntesis política de los intereses del IBEX35, con un largo historial de beneficios, intereses y áreas de influencia en sus “currículums golpistas”. Empresas y bancos como el BBVA, Santander, Sacyr, PRISA -el mayor conglomerado mediático en castellano-, Repsol o Iberdrola- dos de las energéticas con mayores intereses en el petróleo venezolano y habituales puertas giratorias de políticos españoles a favor del golpe- llevan tiempo demandando un cambio de gobierno en Caracas que mejore, aún más, sus cuentas de resultados.
Tanto el PSOE como el PP, Cs y Vox, optan por seguir la política del imperialismo norteamericano y la derecha golpista venezolana cuyo programa no es otro que fortalecer el saqueo a los recursos del país latinoamericano, haciéndole pagar al pueblo más y mayores miserias con medidas de ajuste neoliberal y privatizaciones.
Tampoco posiciones como la de IU -que apoya al gobierno de Maduro acríticamente- o la de Podemos -que critica por un lado el golpe institucional de la derecha venezolana y propone como salida una mediación internacional como la que hasta ahora encabezaba el “abogado” del imperialismo español y sus empresas José Luis Rodríguez Zapatero- son alternativa a la crisis en favor del pueblo venezolano.
El rechazo al golpe no debe implicar un apoyo político al gobierno de Nicolás Maduro, ni al imperialismo soft de ZP con el que venía negociando -y entregando a otros ritmos de los que propone Guaidó- el país.
La única salida progresiva pasa por una política independiente de la clase trabajadora, la juventud y los sectores populares, enfrentando resueltamente el plan imperialista en curso con sus propios métodos y organismos de lucha, y peleando por un programa para que la crisis la paguen las empresas extranjeras y la burguesía nacional y poder imponer una verdadera asamblea constituyente libre y soberana que barran con el curso autoritario del chavismo senil de Maduro.
El mismo Estado imperialista español que da el apoyo a este intento de golpe en curso y que participa en guerras que masacran pueblos, es el mismo que nos ataca a la juventud trabajadora y estudiantil con leyes laborales y educativas neoliberales. Es el mismo que nos persigue por protestar, que encarcela a raperos por cantar o por defender el derecho de los pueblos a decidir.
Como en tantas otras ocasiones, el movimiento juvenil y estudiantil deben ser parte central de la respuesta a esta nueva agresión imperialista, ponerse a la cabeza para organizar manifestaciones contra el intervencionismo de EEUU, la UE y el gobierno de Pedro Sánchez contra Venezuela.